Lollapalooza regresó en grande después de dos años de ausencia debido a la pandemia. Estrenando nuevo reciento en el parque Cerrillos y varias novedades desarrolladas para darle comodidad y una gran experiencia a las y los asistentes.

La artista nacional Flor de Rap fue quien dio el vamos a primer día de Lolla, con un show sólido que puso en lo alto del poder de la música urbana hecha por mujeres chilenas.
Otras artistas nacionales que brillaron en la jornada del viernes fueron Antónima, Dulce y Agraz y Saiko, con un espectacular show oficiado por la siempre poderosa Denisse Malebrán.
Los estilos musicales estuvieron variados, mezclando dos grandes audiencias: música urbana y rock. Cultura Profética y Jhay Cortéz fueron los líderes de la jornada en ritmos latinos, haciendo bailar al público en los dos escenarios principales.
Pero a opinión de las incorrectas, el genero musical que gobernó e hizo delirar en Lollapalooza Chile, fue definitivamente el rock. Los británicos de The Wombats desplegaron toda la energía con un show potente que inició un fuego que se transformó en explosión al cierre de la jornada con un extraordinario concierto de Foo Fighters.
Marky Ramone trajo todos sus clásicos al Lolla, desatando euforia y comenzando los primeros moshpit, los cuales se hicieron mucho más masivos en el tremendo show que Idles dio después. No hubo heridos… hablamos de moshpit estilo Lolla, no se preocupen!

Mención aparte genera la ternura de Joe Talbot, vocalista de Idles, quien demostró que con su amplio conocimiento de español «hola» y «mucho gracia» bastó para hacernos delirar y saltar a todes!
Martin Garrix transformó Lolla en un lugar mágico, con música electrónica casi catártica y un despliegue de fuegos artificiales que hicieron del atardecer un sueño.
Pero, seamos honestas, la mayoría de la audiencia esperaba al plato fuerte, Foo Fighters, quienes tenían una deuda pendiente al excluir a Chile de sus últimas visitas a nuestros países vecinos después de que la baja venta de entradas para su show en el Estadio Nacional fuera cambiado a la pista atlética en el 2015. Parece que Dave Grohl recordaba esto, ya que en constantes ocasiones pidió ver a todo el público e incluso preguntó quienes ya habían visto a la banda anteriormente.
El show duró más de dos horas, en donde se dieron el lujo de recordar todos sus clásicos e incluso Taylor Hawkins hizo un extraordinario cover de «Somebody To Love» de Queen. Momento hermoso.
Dave derrochó simpatía, humor y talento, disfrutando a full y alargando canciones al nivel de la locura para el deleite de los presentes, quienes coreamos y gritamos pura pasión. Un show de los que quedan para la historia en Lollapalooza y se unen a las grandes presentaciones que este festival nos ha dado el gusto de presenciar. No te mueras nunca Lolla!