¿Podemos separar el sexo del amor?

En la actualidad las mujeres jugamos casi con las mismas reglas de los hombres. Tenemos varios pololeos y andanzas antes de establecer un noviazgo serio, nos comprometemos cada vez más tarde y la maternidad es un tema que la mayoría atrasa lo máximo posible.

La idea es disfrutar de nuestra juventud, independencia y trabajo antes de establecer una relación que esperamos, sea para toda la vida.

Obviamente el tema del sexo para las mujeres ha cambiado mucho desde aquellos tiempos en que se debía llegar virgen al matrimonio, y aunque sea todavía un tema un poco tabú, la práctica del “touch and go” es algo cada vez más habitual entre muchas mujeres solteras que han decidido no privarse de disfrutar solo por no tener una pareja estable o querer mantener su libertad por unos años más.

El dilema es el siguiente, a diferencia de los hombres, la excitación femenina es más complicada y en ella juegan una serie de factores psicológicos que nos hacen ver la sexualidad desde un punto de vista más asociado con los sentimientos que con el simple acto sexual. Nuestro placer no está enfocado solamente en la genitalidad, nosotras necesitamos cortejo de parte del hombre, ternura, caricias, sentirnos deseadas y valoradas antes, durante y después del sexo, aunque sea una pareja de una sola noche, ya que nuestra psicología como mujeres está orientada a que aquel hombre con el que nos involucramos tenga algún tipo de significancia para nosotras. Dicho esto, luego del acto sexual no nos resulta fácil deshacernos de todo ese esquema que hemos armado rápidamente, aunque para ellos sea algo muy fácil y en general estas incursiones de una noche terminen con un “si te he visto no me acuerdo”, a lo que nosotras reaccionamos con desazón y tardamos algunos días en recuperarnos del rechazo, pese a que desde el principio supiéramos que no habría posibilidades de algo más.

¿Recuerdan la película “Amigos con beneficios”? El plan parecía perfecto, nada se sentimientos, sin vergüenzas ni sentimentalismos. Todas las reglas sobre la mesa, lástima que las cosas para nosotras nunca son así de fáciles y tampoco lo fueron para la protagonista. Quién pudiera ser como Samantha Jones de Sex and The City en esos casos! Ella podría dar clases maestras sobre cómo aprender a disfrutar del sexo sin involucrar sentimientos, pero la realidad es que ni aún después de verla durante 6 temporadas podemos cambiar algo que está muy implícito en nuestra condición de mujeres.

Al final es muy posible que seamos una sentimental Charlote que se pregunta por qué las cosas salieron mal porque no es fácil evitar ilusionarnos y armar expectativas con aquellos hombres con quienes compartimos la cama, después de todo es la mujer quién le permite al hombre entrar en ella, nosotras somos a quienes “invaden” por decirlo de alguna manera y no a cualquiera se le deja entrar en la intimidad, tal vez por eso nos cuesta romper un lazo que requirió tanta confianza.

Puede que nos falten todavía algunos años más de evolución en el pensamiento feminista, hasta entonces seguiremos trazando nuestro camino hacia nuestra plenitud como mujeres en todos los aspectos sin dejar de lado el sexual, tal vez sea cuestión de tiempo hasta que logremos separarlo completamente de los sentimientos.