Desde hace un tiempo que vengo desvariando respecto al tema de la fidelidad, creando teorías propias basadas en mis experiencias y observando comportamientos ajenos, los cuales ahora quiero compartir con ustedes.
A todos nosotros, hombres y mujeres, nos duele mínimo el orgullo el saber que su pareja ha compartido intimidad con otra persona, pero si fuese algo tan normal, tal como se quiere aparentar en estos tiempos, entonces ¿por qué nos afecta?. Creo que el problema se genera cuando buscamos excusas para sucumbir a esa tentación… y aquí entramos en el dilema.
Obviamente cada persona pone sus propios límites, pero uno debe estar con la otra persona por voluntad propia y no por obligación, por eso reprocho a hombres (y mujeres, no discrimino a nadie) que gritan a los 4 vientos estar aburridos de sus matrimonios, pero al llegar a la casa, siguen con la misma mediocridad de siempre sin decir ni pío! En ese caso se hace mucho más daño, ya que hay que afrontar que en algunos casos el amor no dura para siempre y la PLR es necesaria, mucho más que los amantes fortuitos y escondidos. Y hay que ver que rico es ir por la vida aprovechando oportunidades sin esconderse, sin remordimientos y sin miedo a quedarse solo, que muchas veces esta última es la razón por la que parejas siguen juntas.
También admiro profundamente a esas parejas que son el uno para el otro y no tienen intención de mirar a otra persona, pero he conocido parejas así y en oportunidades me ha tocado ser confidente de que las apariencias engañan, y no precisamente por falta de amor, y es acá donde comienzan mis cuestionamientos de MinaPseudoCuatica: ¿de donde viene esta “necesidad” de probar estar con alguien más? Puede ser que mi naturaleza femenina no me permita ver más allá, ya que (se supone) para los hombres siempre es más fácil sucumbir a la tentación. Igual es entendible, ya que no siempre 2 cabezas piensan mejor que una… En este caso quiero excluir el mirar a la mina con mini que pasó por el lado, ir al café con piernas a recrear la vista o babear viendo una película de Scarlett Johansson, me enfoco en lo “tangible”, aunque el resto obviamente depende de lo quisquillosa que sea la chiquilla.
Entiendo también el hecho de que estando con el amor de tu vida, encontraste a esa persona con la que la atracción es muy fuerte y no la controlas… o puede ser también que llevas pololeando desde el kinder con la misma pierna suave o peluda (elegir según tendencia o frecuencia en la depilación), como se dice popularmente “salen juntos hasta en la foto carné”, y te saltaste esa etapa en la que aprendías a relacionarte, entonces que una persona nueva te coquetee, te deja con tercianas de tanto tiritón, pero es ahí donde aplico mi propia filosofía de “ojos que no ven, corazón que no siente”, ya que si cada regla tiene su excepción, puede ser que esa relación perfecta sí tenga la suya, por ende no la vas a arruinar por una rayita en el agua. Siempre y cuando sepas hacerla y no se vuelva costumbre.
Por que en este caso hay que ser sincero: todos tenemos posibilidad de ceder a la tentación en algún caso extremo, pero siempre tratando de evitar el daño colateral. Aunque esto depende de la moralidad de cada uno, ya que esas parejas que disfrutan de tríos y salidas swinger, técnicamente están siendo infieles, pero al estar en un acto consensuado, no hay mayor drama.
Y es por esto que pienso que cada uno le pone nombre a lo que pueda llamar “fidelidad”, aunque obviamente hay parámetros estándar, sobretodo para personas que se quieren pasar de listas, ya que si la idea es ir por la vida con una dieta omnívora, entonces no se comprometa.
En fin… este tema es como hablar de fútbol, religión o política, por eso aclaro que las opiniones vertidas en este párrafo son de exclusiva responsabilidad de las voces en mi cabeza y no representan (necesariamente) el pensamiento global de las @incorrectasCL. En síntesis, sólo comparto mi humilde opinión.
Nuestra @ColorArce se pasó con esta columna ¡Gracias!